Me sentí extraña como hacía mucho... era quizás el olor de sus ropas, difusos recuerdos de años perdidos, cajones ocultos de la luz del sol, llamando a mis manos a acariciarlo. O sus manos, que parecían recordar el frío tacto de un lagarto dormido en medio de una tormenta....
Sus ojos parecía gritarme, desgarrarme el alma en conjunciones de deseos y dominios ocultos. Su mirada quemaba la mía con inusitada emoción... a cada parpadeo mis pupilas se dilataban como queriendo abarcar todo su rostro, todo su cuerpo, el universo completo para la eternidad.... Sus brazos parecían más fuertes y hermosos... lo deseaba... lo deseo aún...
Camino por un sendero oscuro y tortuoso, divangando entre sonetos y llantos ahogados.. suspiros que encuentran su muerte en el ocaso del sol. Navego entre murmullos insondables de olvidos, deseándolo, como aquel día cuando toque su cuerpo y el tocó el mío. Mi madre lo predijo, tu serás olvidada y te amará quien tú no amas... de eso más de 8 años y la profecía está intacta.
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