lunes, julio 25, 2005

desde que te perdí


se sentó en una piedra y sollozó un rato, a lo lejos el sol se escondía y corría una brisa tibia de verano. Se sacudió la tierra de las ropas, se limpió las lágrimas y comenzó a caminar sin rumbo, sólo hacia adelante, siempre adelante, sin mirar atrás, no quería convertirse en sal de nuevo...
a poco andar sintió algo tibio... ya no estaba atada, ya no le apretaba ese nudo asqueroso que le traía a punta de llanto y hasta... sonrió... y sintió una mano en su espalda, esa mano conocida que le daba paz, ya no estaría sola, ya no estaría a la deriva, nunca más. El fantasma regresó para quedarse, sólo que esta vez, el fantasma le traía un regalo: un hermoso ramo de ilusiones perdidas con aroma a tierra mojada... a cuero y humo del sur...

No hay comentarios.: