...saquénme la muela del juicio!

... miraba atónita el cambio en el curso de las cosas, nunca creyó que dos niños pequeños pudieran hacer tanto alarde.

Sacaban de quicio su continuidad, no quiso saber más de tanta palabrería cursi sacada de sus libros para niños, dejando entrever su intimidad para convencerse ellos mismos y a los demás que eran felices en el caserón, cosa que a ella la tenía completamente sin cuidado, y eso por más que ella lo demostraba con hechos más que con palabras.

Le daba pena ver como dos personitas que podrían ser felices, tan solo por el hecho de existir y de tenerse, se esmeraban tanto en tocar su puerta de continuo y demostrarle de forma patética su existencia, al copiarle hasta la forma de sentarse en la salita de visitas... y de llamarla loca, como si eso fuese un insulto, no sabían que esa mujer a la que llamaban loca, en efecto lo era, pero a la vez inteligentísima, más de lo que ambos pudiesen siquiera imaginar, y que todo esa faramulla, adornada como un hermoso circo le causaba enormes carcajadas... sobre todo cuando el muchacho cada cierto tiempo le escribía cartas, sin la más mínima picardía, contándole detalles de su vida, incluso cuando ella, la loca, hizo el viaje de inicio de su nueva existencia le comentó que iría a la ciudad proxima... eso es lo que más le causaba risa, la continua exposición solapada... el hecho que el contacto aún existía, nunca jamás como alguna vez existió, eso jamás regresaría, pero el hecho que el contacto existía y que ella sabía como iban las cosas evolucionando más la llenaba de ira al momento de la sobreexposición, y al ataque idiota y continuo de la niña, que dando a entender su corta inteligencia, insistía en pensar que la mujer aun quería adoptar a su compañero, no dándose cuenta, cuan ciegos son algunos! (y dramáticos por cierto), que la loca no tiene intenciones de adoptar niños, porque será madre muy pronto...