viernes, enero 13, 2006

luces

En el final de mis días - dijo el anciano - quiero que te enteres de un secreto que siempre guardé en mi corazón para un momento especial y este, este momento lo es... - tosió el abuelo al finalizar esta frase.

La nieta, sentada, lo observaba distante. Desde el día en que su madre había muerto, se había transformado en una mujer esquiva en demostrar emociones. Le dolía el hecho que su abuelo estaba partiendo, la muerte se podía sentir a miles de kilómetros, pero no deseaba que la viera triste ni amargada ni preocupada por su futuro...

El abuelo intentó proseguir, pero en ese instante, la nieta lo interrumpió...
- Abuelo, descansa, lo que me deseas decir puede esperar... ahora duerme un rato y tápate, hace frío.

No no NO! - gritó el anciano - Nunca me has dejado decirte lo que debía haber confesado hace años!!! y quiero desahogarme antes de partir, eres mala!.. y cuál niño, el abuelo rompió en lágrimas...

La nieta miró hacia la ventana, vio unas luces, suspiró y salió de la habitación.

Cuando regresó en la tarde, la enfermera le dijo que su abuelo había descansado para siempre.

No hay comentarios.: